![]() | La Viña De Salomón Título original: Solomon's Vineyard Autor: Jonathan Latimer Traducción: José León Editorial: Plaza & Janés / Black Año: 1941 Una secta religiosa que cultiva viñedos y crímenes |
JONATHAN LATIMER adaptó al cine novelas de Dashiell Hammett, Kenneth Fearing y William Irish.
Tras actividades como periodista (especializado en la crónica de sucesos criminales) y novelista (firmante de la obra maestra La viña de Salomón), Jonathan Latimer destacó notoriamente como guionista cinematográfico. Y precisamente estuvo ligado a diversas versiones de novelas de colegas. Ya en 1940 escribió un guión sobre Cosecha roja, de Dashiell Hammett, aunque el filme correspondiente nunca vio la luz. Repetiría con Hammett en 1942, a partir de otra de las mejores obras de este autor, La llave de cristal, y en esta ocasión pudo dar pie a una sobresaliente producción cinematográfica, interpretada por Alan Ladd y Veronica Lake.
En 1948 se estrenaron dos nuevos filmes, con participación literaria de Latimer, que procedían de importantes novelas negras: El reloj asesino, basado en la obra de Kenneth Fearing El gran reloj, y protagonizado por Ray Millard y Charles Laughton; y Mil ojos tiene la noche, sobre la novela de William Irish, que fue interpretado por Edward G. Robinson, en el papel principal. Ambos filmes contaron con la dirección de John Farrow, para el que Latimer trabajó en un buen número de veces.
Aparte la serie de novelas con protagonismo del detective Bill Crane (entre ellas, La dama del depósito de cadáveres), Latimer es particularmente reconocido y admirado por su obra La viña de Salomón, que trata de cómo una criminal secta religiosa gobierna una ciudad a través de una banda de gangsters y de la connivencia policial. Su duro realismo contribuyó a que se tradara nueve años en publicar la edición americana.
Tras actividades como periodista (especializado en la crónica de sucesos criminales) y novelista (firmante de la obra maestra La viña de Salomón), Jonathan Latimer destacó notoriamente como guionista cinematográfico. Y precisamente estuvo ligado a diversas versiones de novelas de colegas. Ya en 1940 escribió un guión sobre Cosecha roja, de Dashiell Hammett, aunque el filme correspondiente nunca vio la luz. Repetiría con Hammett en 1942, a partir de otra de las mejores obras de este autor, La llave de cristal, y en esta ocasión pudo dar pie a una sobresaliente producción cinematográfica, interpretada por Alan Ladd y Veronica Lake.
En 1948 se estrenaron dos nuevos filmes, con participación literaria de Latimer, que procedían de importantes novelas negras: El reloj asesino, basado en la obra de Kenneth Fearing El gran reloj, y protagonizado por Ray Millard y Charles Laughton; y Mil ojos tiene la noche, sobre la novela de William Irish, que fue interpretado por Edward G. Robinson, en el papel principal. Ambos filmes contaron con la dirección de John Farrow, para el que Latimer trabajó en un buen número de veces.
Aparte la serie de novelas con protagonismo del detective Bill Crane (entre ellas, La dama del depósito de cadáveres), Latimer es particularmente reconocido y admirado por su obra La viña de Salomón, que trata de cómo una criminal secta religiosa gobierna una ciudad a través de una banda de gangsters y de la connivencia policial. Su duro realismo contribuyó a que se tradara nueve años en publicar la edición americana.
Lo que más sorprende de esta edición de La viña de Salomón en la casi siempre impecable colección Black de Plaza & Janes, dirigida por el tristemente fallecido Javier Coma, es una traducción, que firma José León, plagada de errores ortográficos y gramaticales de bulto, no siendo el menor la reiterada conjugación del verbo echar con hache. Si uno logra superar la molestia de toparse prácticamente en cada página con un desatino ortográfico/gramatical de bulto es posible incluso disfrutar de este relato de Jonathan Latimer, escrito y publicado antes de la Segunda Guerra Mundial y que sigue las andanzas de un peculiar y cínico detective privado, indudablemente precursor del Mike Hammer de Mickey Spillane aunque con más estilo, que intentar rescatar a una joven caída en las redes de una secta que opera en la ciudad de Paulton. Latimer consigue momentos de cierta inspiración, aunque la resolución de la intriga es bastante lineal y previsible, producto seguramente de la enorme prolificidad de un autor que en algunos momentos de su carrera llegó a publicar más de un libro por año hasta su definitiva reconversión a guionista televisivo.
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