La Escritura o La Vida Título Original: L'écriture ou la vie Autor: Jorge Semprún Traducción: Thomas Kauf Editorial: Tusquets Editores / Fábula Año: 1995 |
En un domingo de abril de 1945, Semprún, a los veintidós años, fue liberado del campo de concentración de Buchenwald por el III Ejército del general Patton. En otoño de aquel mismo año empezó a elaborar literalmente la monstruosa paradoja de haber vivido la muerte. Pero fue imposible. «Entiéndase», dice él en su discurso con motivo del Premio de la Paz (1994), «no era imposible escribir: habría sido imposible sobrevivir a la escritura. (...) Tenía que elegir entre la escritura y la vida, y opté por la vida.» La escritura o la vida es, pues, no sólo la memoria de la muerte, sino la de todas aquellas vivencias pasadas y presentes -vitales, sensoriales, afectivas, intelectuales y literarias- que, al revelarse, al abrirse sin restricciones a la conciencia del autor, emergen cargadas de la emoción del reecuentro consigo mismo y enriquecidas por la reflexión. Semprún habría podido contentarse con escribir un testimonio. Pero eligió el camino de la creación literaria.
Jorge Semprún nació en Madrid en 1923 y falleció en París el 7 de junio de 2011. El estallido de la guerra civil obligó a su familia a refugiarse en Francia y dirigirse a La Haya, donde su padre trabajaba al servicio de la República. Se instaló en París en 1939 y, comprometido ya con el comunismo, luchó en la Resistencia contra la ocupación alemana. Fue apresado en 1943 y deportado al campo de concentración de Buchenwald, una experiencia que marcaría su obra literaria y su compromiso político. Tras su liberación, en 1945, se convirtió en un miembro destacado del Partido Comunista español en el exilio y, bajo el alias de Federico Sánchez, en un activo agente clandestino en la España franquista. Por sus discrepancias con la línea oficial, en 1964 fue expulsado del partido. Entre 1988 y 1991 fue ministro de Cultura en el gobierno de Felipe González. Su obra literaria, de hondas raíces autobiográficas, ha merecido, entre otros, los premios Formentor (1964), Planeta (1977), Fémina (1969 y 1994), el Premio de la Paz de los libreros alemanes (1994), el Jerusalén (1997), el Premio Nonino (1999), la medalla Goethe (2003), el Fundación Lara (2003), el Annetje Fels-Kupferschmidt (2006) y el Terenci Moix (2010).
Jorge Semprún falleció el 7 de junio de 2011, en su residencia de París, a los 87 años de edad.
Jorge Semprún nació en Madrid en 1923 y falleció en París el 7 de junio de 2011. El estallido de la guerra civil obligó a su familia a refugiarse en Francia y dirigirse a La Haya, donde su padre trabajaba al servicio de la República. Se instaló en París en 1939 y, comprometido ya con el comunismo, luchó en la Resistencia contra la ocupación alemana. Fue apresado en 1943 y deportado al campo de concentración de Buchenwald, una experiencia que marcaría su obra literaria y su compromiso político. Tras su liberación, en 1945, se convirtió en un miembro destacado del Partido Comunista español en el exilio y, bajo el alias de Federico Sánchez, en un activo agente clandestino en la España franquista. Por sus discrepancias con la línea oficial, en 1964 fue expulsado del partido. Entre 1988 y 1991 fue ministro de Cultura en el gobierno de Felipe González. Su obra literaria, de hondas raíces autobiográficas, ha merecido, entre otros, los premios Formentor (1964), Planeta (1977), Fémina (1969 y 1994), el Premio de la Paz de los libreros alemanes (1994), el Jerusalén (1997), el Premio Nonino (1999), la medalla Goethe (2003), el Fundación Lara (2003), el Annetje Fels-Kupferschmidt (2006) y el Terenci Moix (2010).
Jorge Semprún falleció el 7 de junio de 2011, en su residencia de París, a los 87 años de edad.
Jorge Semprún fue Ministro de Cultura en uno de los gobiernos de Felipe González. Para entonces ya tenía una carrera literaria a sus espaldas y un pasado frustrado como dirigente del PCE en la clandestinidad. Emigrado de adolescente a Francia, incluso conoció el horror de los campos de concentración nazis al haber sido un superviviente de Buchenwald. Es precisamente esta última circunstancia lo que motivó la escritura de esta obra casi cincuenta años después. Semprún quiso en ella huir del "simple testimonio" en busca de la "creación literaria" e incide en esta idea de forma reiterada a lo largo de las páginas del libro. El problema es que a este lector le hubiera interesado mucho más lo primero que el desagradable y pedante ejercicio de ombliguismo narcisista en que se acaba quedando reducida La escritura y la vida. Es difícil, por no decir imposible, empatizar con el narrador más allá de unos pocos episodios de cierta brillantez perdidos en un conjunto de lo más frío y decepcionante. Thomas Kauf y la edición de Tusquets compiten en presunción con el autor y parecen considerar que todos los lectores están perfectamente familiarizados con el francés y el alemán y que los numerosos fragmentos poéticos citados no merecen traducirse.
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