![]() | Asesinato En La Estación De Rocksburg Título original: The Rocksburg Railroad murders Autor: K. C. Constantine Traducción: Mª Antonia Fernández Álvarez-Nava Editorial: Júcar / Etiqueta Negra Año: 1972 |
«Verdaderamente, una de las más sensibles novelas de los últimos años. A su suave manera, es una historia con una tremenda carga emocional». New York Times Review
«Sobre todo, Constantine ha creado personajes bien caracterizados: Está el jefe de policía, Mario Balzic; su carismático compañero de copas el sacerdote Mazzarro, y un abogado griego, Mo Valcanas, quien cuando está sobrio es el mejor profesional de los alrededores. Una combinación ganadora». Saturday Review
«Sobre todo, Constantine ha creado personajes bien caracterizados: Está el jefe de policía, Mario Balzic; su carismático compañero de copas el sacerdote Mazzarro, y un abogado griego, Mo Valcanas, quien cuando está sobrio es el mejor profesional de los alrededores. Una combinación ganadora». Saturday Review
El estadounidense K. C. Constantine, cuyo nombre real era Carl Constantine Kosak, publicó esta novela, la primera de la serie protagoniza por el policía Mario Balzic, en el año 1972. Quizá entonces la exploración de la mente de un asesino psicópata que comete sus crímenes sin ser consciente de sus actos fuera un tema original y novedoso. Más de medio siglo después, cuando gracias al cine y la televisión hemos podido ver las más delirantes e imaginativas versiones de mentes criminales trastornadas, el muy sencillo argumento de Asesinato en la estación de Rocksburg resulta incluso naíf. Tras la aparición de un cadáver brutalmente desfigurado, los cuerpos policiales de la ficticia ciudad de Rocksburg, Pensilvania, con el jefe Mario Balzic a la cabeza, realizan una investigación que es más psicológica que procedimental, tomándose demasiado tiempo el relato en llegar a una conclusión que claramente no justificaba esa demora. La edición de Júcar, con la traducción de Mª Antonia Fernández Álvarez-Nava, está repleta, esta vez sí, de errores tipográficos (que alcanzan incluso a la contracubierta) y faltas de ortografía que harían sonrojar a un niño de primaria.
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