jueves, 22 de agosto de 2013

El Asesinato Como Diversión, de Fredric Brown

El Asesinato Como Diversión

Título original: Murder can be fun
Autor: Fredric Brown
Traducción: Celia Filipetto
Editorial: Plaza & Janés / Black
Año: 1948

Delirante cóctel de humor, suspense, borrachera y pesadilla


Las dos primeras novelas de Fredric Brown comportaban el protagonismo del joven Ed Hunter y su tío Am; la segunda (La viva imagen) ha sido publicada en esta colección. Inmediatamente después Brown escribió El asesinato como diversión (Murder Can Be Fun, reeditada con el titulo A Plot for Murder) y en ella hizo patente su admiración a Lewis Carroll y al mundo maravilloso de Alicia, con lo que se avanzaba a los contenidos de su obra maestra La noche a través del espejo. También se adelantaba, y nada menos que en dos décadas, a la espectacular inserción, por Donald E. Westlake, del humor en la novela negra. Por uno y otro motivo, El asesinato como diversión ocupa importante lugar en la carrera del autor y en la historia de dicha corriente literaria.

El lirismo fantástico de Fredric Brown brilla en esta novela desde la plataforma de un juego enigmático en el que se debate la posibilidad individual de escapar a esclavitudes promocionadas por el sistema social y su decadente código de valores. La lucha para esclarecer un insólito encadenamiento de crímenes coincide con el esfuerzo para llegar a la verdad oculta de las cosas y abrazar una ética abandonada en la sumisión al sueño americano. Todo ello ha de materializarse, inexorablemente, en una pesadilla, tal como se subraya en un momento del relato: "Aquellos sueños no debían habérsele presentado a un perro. Y no lo hicieron. Se le presentaron a Tracy".


Segunda novela del escritor estadounidense Fredric Brown y primera sin el protagonismo de Ed y Am Hunter, El asesinato como diversión tiene un predecesor en forma de relato y este origen se aprecia sensiblemente en una obra a la que le cuesta arrancar y coger ritmo y que cuando lo hace es casi llegando a su conclusión. Entremedias, Brown consigue por momentos hacer fluir adecuadamente los diálogos y en ocasiones parece un anticipo de la posterior Adiós Sherezade de Donald Westlake, aunque, contra lo que afirma Javier Coma en el prólogo de la edición de la colección Black, con mucha menos carga humorística.


Fredric Brown en Aventura En La Isla


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