martes, 9 de octubre de 2012

Mariposa De Noche, de James Sallis

Mariposa De Noche

Título original: Moth
Autor: James Sallis
Traducción: Eduardo Hojman
Editorial: Poliedro
Año: 1993

Es medianoche. Está lloviendo.

Una de las pocas luces del pasado oscuro y violento de Lew Griffin se ha extinguido. LaVerne Adams, su amante y amiga, ha muerto y la hija de su matrimonio con Horace Guidry, Alouette, ha desaparecido en los sórdidos callejones de la droga, dejando tras de sí un bebé adicto al crack y un misterio.

Lew ha abandonado su carrera de detective por la seguridad honorable de la enseñanza y pasa la mayor parte de su tiempo en una casona colonial del Garden District, con la firme decisión de mantenerse alejado de las tentaciones de la vida marginal de Nueva Orleáns. Pero un sentido del deber póstumo hacia LaVerne lo atrae al peligro como una llama a la mariposa. Y no habrá marcha atrás cuando su propia historia lo reclame y las agonías comiencen otra vez.

«No olviden a Griffin. Poliedro promete nuevas entregas.» (Rosa Mora, El País)

James Sallis (1944, Arkansas) es poeta, novelista, y, además de ser un experto en la historia del jazz, toca varios instrumentos: corno, violín, guitarra, mandolina y el dobro. Ha sido descrito como «una mente y un talento de dimensiones inusuales» (Harlan Ellison) y Los Ángeles Times ha calificado sus novelas como «poéticas, complejas y multidimensionales». Su obra más reciente es Chester Himes: A Life, publicada por Walker & Company y saludada como la biografía definitiva del gran escritor de Harlem que murió autoexiliado en Alicante.


El protagonista de esta historia es un improbable ex alcohólico reconvertido primero en detective y luego en profesor universitario de literatura. Negro y residente en New Orleáns. James Sallis dedicó a Lew Griffin siete novelas, de 1992 a 2001, y de de todas ellas Mariposa de noche supone la segunda. La intriga es lo de menos en el relato. Lew (ya son ganas de reutilizar uno de los nombres sagrados del género) trata aquí de encontrar a la joven hija de una de sus antiguas parejas, recientemente fallecida, y en la búsqueda no hay ni un solo giro narrativo destacable. Todo el previsible proceso se ve intercalado por numerosas disgresiones, no siempre afortunadas, que incluyen incluso análisis de alguna obra y/o autor. El libro tarda en coger vuelo y cuando parece que por fin lo ha conseguido, abandonando parcialmente su molesto tono entre lo irritante y lo pretencioso, se termina precipitando en una decepcionante conclusión, tan arbitraria como frustrante.



James Sallis en Aventura En La Isla

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