 | Pájaros A Punto De Volar Título original: Nothing that meets the eye: The uncollected stories (Vol. 1) Autor: Patricia Highsmith Traducción: Isabel Núñez Editorial: Círculo de Lectores / Anagrama Año: 2002 |
Personajes ofuscados por su humanidad imperfecta olvidan que la naturaleza de la felicidad es por definición evanescente, como un pájaro a punto de volar. Bastará que aflojemos el puño un instante para que huya, inalcanzable y alada como los sueños.
Hombres y mujeres pasean su desencanto por las páginas de este libro. A menudo, inconscientes de su propio destino, se empeñan en abolir la distancia intransitable que separa la vida de los sueños. Como el cojo, que ha conseguido hacerse con la bolsa caqui que alguien olvidó en la estación. Mientras se tambalea, calle abajo, sopesa la bolsa y se regodea imaginando su contenido; hasta que descubra que la dulzura de los tesoros es efímera y se alimenta de nuestro deseo. O como Alejandro. Él no quería ser como los otros chicos mexicanos. Él ansiaba ser como los ricos turistas americanos, tenía cualidades, pero la dicha es una impostura que se opone al destino y debe ser pagada con sangre.
Seres que pugnan con la providencia, viajando rumbo a ninguna parte mientras escudriñan incansables cada nuevo paisaje, anhelando atisbar tras la ventana del tren una nueva tierra prometida. Una estación desconocida en un pueblecito acogedor en donde la gente anda sin prisa por las calles bordeadas de césped verde y frondosos plátanos, escenas que pueden convertirse en retazos de una vida tantas veces soñada o una postal feliz de vacaciones inacabables. Pero los cuentos no se escriben para entretener a los niños, sino para advertirlos de la crueldad de la vida, y en todas las hermosas casitas perdidas en el bosque acechan siempre la bruja o el ogro dispuestos a devorar todos los paraísos.
La escritora norteamericana Patricia Highsmith nació en Tejas en 1921 y murió en Locarno (Suiza) en 1995. Viajera impenitente, residió en Inglaterra, Francia y Suiza. Considerada una de las mejores autoras del género policiaco y de intriga, su fama ha trascendido los límites de los aficionados a la novela negra. Irrumpió en la escena literaria con Extraños en un tren (1950), que fue rápidamente adaptada al cine por el maestro de la intriga y el suspense: Alfred Hitchcock. Hábil narradora, creadora de atmósferas angustiosas y de personajes tan ambiguos como inolvidables, sus obras han atraído no solo a innumerables lectores sino también a cineastas de la talla de Wim Wenders o Samuel Fuller. Es autora de una extensa obra literaria que aúna ensayos, narraciones breves y novelas, muchas de ellas indiscutibles clásicos del género como El diario de Edith, Mar de fondo y El cuchillo; además de las de la serie del antihéroe por excelencia, Ripley: A pleno sol, La máscara de Ripley, El amigo americano, Tras los pasos de Ripley y Ripley en peligro. Pájaros a punto de volar (2002) compila relatos -algunos de ellos inéditos- escritos por Patricia Highsmith entre 1938 y 1949.
La publicación póstuma de estos textos escritos entre 1938 y 1949 fue todo un acontecimiento literario. No son historias de suspense ni historias de animales, sino relatos psicológicos. Nos presentan a una joven escritora demasiado tímida para revelar todo su talento, pero que logró un temprano éxito al expresar una vida turbulenta. Catorce narraciones que hablan de habitantes de las grandes ciudades sin hogar, de niñas espabiladas, de amantes atrapados en sus sueños y de hombres y mujeres tristes y baqueteados por la vida. La monotonía de lo familiar, la magia de una ansiada afinidad de espíritu y los fatigados pasos de figuras abocadas al dolor aparecen captados con un gran derroche de tacto, con enorme simpatía y con una asombrosa sensibilidad para los detalles incisivos.
«Una mañana extraordinaria»
«Incierto tesoro»
«Ventanas mágicas»
«La puerta siempre abierta (sin felpudo de bienvenida)»
«En la plaza»
«Pájaros a punto de volar»
«La inmaculada concepción»
«Un gran castillo de naipes»
«El coche»
«El punto fijo de un mundo en rotación»
«Los pianos de los Steinach»
«Llamada para Luisa»
«Noche tranquila»
«Un hombre muy agradable»
Hombres y mujeres pasean su desencanto por las páginas de este libro. A menudo, inconscientes de su propio destino, se empeñan en abolir la distancia intransitable que separa la vida de los sueños. Como el cojo, que ha conseguido hacerse con la bolsa caqui que alguien olvidó en la estación. Mientras se tambalea, calle abajo, sopesa la bolsa y se regodea imaginando su contenido; hasta que descubra que la dulzura de los tesoros es efímera y se alimenta de nuestro deseo. O como Alejandro. Él no quería ser como los otros chicos mexicanos. Él ansiaba ser como los ricos turistas americanos, tenía cualidades, pero la dicha es una impostura que se opone al destino y debe ser pagada con sangre.
Seres que pugnan con la providencia, viajando rumbo a ninguna parte mientras escudriñan incansables cada nuevo paisaje, anhelando atisbar tras la ventana del tren una nueva tierra prometida. Una estación desconocida en un pueblecito acogedor en donde la gente anda sin prisa por las calles bordeadas de césped verde y frondosos plátanos, escenas que pueden convertirse en retazos de una vida tantas veces soñada o una postal feliz de vacaciones inacabables. Pero los cuentos no se escriben para entretener a los niños, sino para advertirlos de la crueldad de la vida, y en todas las hermosas casitas perdidas en el bosque acechan siempre la bruja o el ogro dispuestos a devorar todos los paraísos.
La escritora norteamericana Patricia Highsmith nació en Tejas en 1921 y murió en Locarno (Suiza) en 1995. Viajera impenitente, residió en Inglaterra, Francia y Suiza. Considerada una de las mejores autoras del género policiaco y de intriga, su fama ha trascendido los límites de los aficionados a la novela negra. Irrumpió en la escena literaria con Extraños en un tren (1950), que fue rápidamente adaptada al cine por el maestro de la intriga y el suspense: Alfred Hitchcock. Hábil narradora, creadora de atmósferas angustiosas y de personajes tan ambiguos como inolvidables, sus obras han atraído no solo a innumerables lectores sino también a cineastas de la talla de Wim Wenders o Samuel Fuller. Es autora de una extensa obra literaria que aúna ensayos, narraciones breves y novelas, muchas de ellas indiscutibles clásicos del género como El diario de Edith, Mar de fondo y El cuchillo; además de las de la serie del antihéroe por excelencia, Ripley: A pleno sol, La máscara de Ripley, El amigo americano, Tras los pasos de Ripley y Ripley en peligro. Pájaros a punto de volar (2002) compila relatos -algunos de ellos inéditos- escritos por Patricia Highsmith entre 1938 y 1949.
La publicación póstuma de estos textos escritos entre 1938 y 1949 fue todo un acontecimiento literario. No son historias de suspense ni historias de animales, sino relatos psicológicos. Nos presentan a una joven escritora demasiado tímida para revelar todo su talento, pero que logró un temprano éxito al expresar una vida turbulenta. Catorce narraciones que hablan de habitantes de las grandes ciudades sin hogar, de niñas espabiladas, de amantes atrapados en sus sueños y de hombres y mujeres tristes y baqueteados por la vida. La monotonía de lo familiar, la magia de una ansiada afinidad de espíritu y los fatigados pasos de figuras abocadas al dolor aparecen captados con un gran derroche de tacto, con enorme simpatía y con una asombrosa sensibilidad para los detalles incisivos.
«Una mañana extraordinaria»
«Incierto tesoro»
«Ventanas mágicas»
«La puerta siempre abierta (sin felpudo de bienvenida)»
«En la plaza»
«Pájaros a punto de volar»
«La inmaculada concepción»
«Un gran castillo de naipes»
«El coche»
«El punto fijo de un mundo en rotación»
«Los pianos de los Steinach»
«Llamada para Luisa»
«Noche tranquila»
«Un hombre muy agradable»
Los relatos del presente volumen anticipan las temáticas y el estilo que posteriormente marcarían la obra de Patricia Highsmith. El libro se abre y se cierra con dos historias que insinúan extrañas relaciones entre un adulto y una niña sobre las que se cierne la sombra de la duda y que irónicamente reciben los titulos de Una mañana extraordinaria y Un hombre muy agradable. Entremedias hay también cuentos perfectamente prescindibles (Incierto tesoro, La inmaculada concepción, incluso Un gran castillo de naipes) donde ni fondo ni forman encuentran demasiada justificación. Otros, sin embargo, muestran el talento de su autora (Ventanas mágicas, La puerta siempre abierta (sin felpudo de bienvenida), Pájaros a punto de volar, El coche, El punto fijo de un mundo en rotación, Los pianos de los Steinach) y anuncian su fina percepción psicológica y el complejo dibujo de sus personajes protagonistas, condensando en pocas páginas el tono agobiante y claustrofóbico que caracterizaría en el futuro el resto de su amplia producción.
Patricia Highsmith en Aventura En La Isla
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